Nos atreveríamos a decir que lo primero que se te viene a la cabeza es el Camino de Santiago tras mencionar esta bella ciudad. Es un viaje obligatorio que todo aventurero debe hacer al menos una vez en la vida, más aún si eres un amante de la gastronomía y el buen comer. Por eso, en el día de hoy, te presentamos una guía para que puedas recorrer el Camino degustando los dulces típicos de Santiago de Compostela.
Los dulces que no te puedes perder si te encuentras en Santiago de Compostela
Un auténtico peregrino sabe de buena mano que Galicia es rica en buena comida, en productos de calidad, y que jamás volverá a probar un trocito de bizcocho como el que te sirven en el Camino con el primer café de la mañana. Pero no todos conocen los auténticos dulces tradicionales de Santiago de Compostela que veremos a continuación.
Tarta de Santiago
¿Quién no conoce la excelentísima tarta de Santiago? Aunque no seas vecino cercano, puedes reconocer a simple vista el dulce del que hablamos ya que su distinción reside en la cruz marcada en su superficie. Si tienes pasión por la almendra, no cabe duda de que este dulce te va a encantar y va a confirmar que nuestra guía empieza con buen pie (nunca mejor dicho) para recorrer el Camino.
De hecho, cuenta con una elaboración simple, pero no es fácil conseguir una tarta de Santiago perfecta, pues es característica por su esponjosidad, su textura granulada y su exclusivo sabor a almendras.
Filloas
Hay quien afirma que las filloas son el origen de las famosas crepes francesas (aunque estas suelen ser más finas) y que llegaron a este país a través del Camino de Santiago.
Estas tortas típicas de Carnaval, y existen de tantas variedades que es posible que des con más de una fórmula diferente para sus dos variantes (dulce o salada). Entre los ingredientes del amoado (así se llama su masa) suele haber harina de trigo, huevo y un líquido, que puede ser agua, caldo, leche o, en la versión más gore, sangre de cerdo. El truco está en que salgan lo más finas posible, es esencial para que no se peguen.
Larpeira
Entre los postres típicos de Santiago de Compostela, destaca larpeira (que en gallego quiere decir ‘golosa’), también conocida como la bolla dulce gallega.
Es otro de nuestros favoritos ya que se trata de un dulce bastante típico en toda Galicia.
Está elaborado a partir de un pan dulce relleno de crema pastelera con azúcar y un toque de anís. Se podría decir que se da un parecido al roscón de reyes, sin contar con el recubierto de la crema pastelera y el emborrachado de un almíbar espeso.
La receta es un tanto tediosa y puede afectar gradualmente al resultado, así que, si eres un tanto impaciente en la cocina, quizás este dulce no sea tu próximo plato a elaborar. Por ello, te invitamos a que acudas a Santiago en la época de las fiestas de San Juan, ya que es especialmente popular en esas fechas (aunque también lo podrás encontrar durante todo el año).
Orejas de carnaval
Si hay un dulce típico de Santiago de Compostela que puedas llevar de recuerdo, es este. Las Orejas de Carnaval mayormente se consumen en épocas de Carnaval, aunque puedes encontrarla con facilidad durante cualquier época del año.
La receta es simple, el truco está en la masa y en la fritura, no todo el mundo consigue dar el toque maestro a este típico dulce.
Pedras de Santiago
Estas piedras o, mejor dicho, bombones, se empezaron a producir allá por el 1991 como nos cuentan sus progenitores. Por aquel entonces, se vendían en bolsas de celofán, de manera individual.
Se componen de 4 variedades principales:
- Chocolate con leche
- Chocolate negro
- Chocolate blanco
- Chocolate con caramelo
Para su elaboración tan artesanal, se requiere una almendra de la mejor categoría y calidad del mercado, la almendra Marcona 14/16. Gracias al cacao con el que se comercia en tierras gallegas, resulta, junto con el tostado de la almendra y la fundición del chocolate, una fusión verdaderamente agradable para el paladar.
Cañas fritas de O Carballiño
No te puedes ir de Santiago de Compostela sin probar sus cañas fritas. Este postre gallego es un referente a nivel nacional gracias a la combinación de una caña crujiente y su delicioso relleno de crema pastelera. Es una receta muy sencilla, antiguamente la masa se iba enrollando en una caña de río y luego se freían directamente en aceite de oliva. El toque mágico viene en la crema pastelera y su elaboración artesanal.