logo-alt

¿CUÁLES SON LOS DULCES TÍPICOS DE OVIEDO?

Asturias, patria querida. Amada por sus espectaculares paisajes y la calidez de sus gentes, es importante recordar que nos encontramos ante una tierra rica en gastronomía y en sabores. Por ello, consideramos interesante desvelar cuáles son algunos de los dulces típicos de Oviedo, Asturias.

¿Preparado/a para despertar tu apetito? Allá vamos.

¿Qué postres probar si estás en Oviedo?

En las siguientes líneas de este post vamos a revelar algunos de los dulces típicos de Oviedo que debes catar para hacer de tu viaje una experiencia inolvidable.

Carbayones

Los carbayones son un dulce típico de Oviedo. Se trata de un crujiente relleno de almendras, en una base de hojaldre, y cubierto de yema y claras. Un dulce que no puede faltar en tu visita a esta ciudad tan única, con tanto que ofrecerte.

Arroz con leche

Un clásico postre que desde pequeños nos hacían nuestras abuelas. Sin embargo, en Oviedo sabe mejor. ¿El secreto? Está en la leche que utilizan, leche pura de vaca.

Frixuelo

Antes de describirlo, debemos aclarar un detalle; no se trata de un crep. Nos encontramos ante un dulce hecho con harina, huevos y azúcar, cuyo diferencial lo percibimos en el grosor mínimo con el que se hace. Ligero, casero y de larga tradición.

Moscovitas

No, no se trata de un postre ruso. Este dulce típico de Oviedo es similar a las galletas en forma. Sin embargo, difiere en sus ingredientes, ya que solamente se utiliza almendra picada y azúcar. Pueden hacerse, a su vez, con chocolate en su base.

Charlota de Gijón

Esta tarta es, sin lugar a dudas, uno de los dulces típicos de Oviedo. Está conformado por una capa de bizcocho o sobaos desmenuzados con azúcar, junto a leche y nata montada mezcladas con gelatina y una pequeña capa de sirope de chocolate a modo de decoración. Una deliciosa forma de endulzar tu tarde.

¿Quieres sorprender a tus amigos y familiares con los postres más deliciosos de la gastronomía asturiana? Haz tu pedido en la tienda online de Sabor a España. Porque el dulce es un placer culpable del que no podemos (ni debemos) escapar.